Recorrido profesional
Soy psicóloga colegiada (número AN10229) por el Colegio Oficial de Psicólogos, Licenciada en Psicología con un Máster Universitario en Psicología General Sanitaria por la Universidad de Córdoba y un Máster en Neurociencias cognitivas y del comportamiento por la Universidad de Granada.
Desde que comencé la carrera sentí una gran vocación por el área de la Neuropsicología y Neurociencias. Comencé especializándome en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). En 2018 publiqué en una revista científica sobre la eficacia de la estimulación cognitiva en el TDAH. Empecé a trabajar en varios centros de Andalucía realizando valoración e intervención en el área de la Neuropsicología, tanto en adultos como en niños. Más tarde, por un lado, comencé a trabajar en centros de atención temprana y en el área de la terapia privada con niños y adolescentes. Desde entonces colaboro con la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y la Universidad CEU San Pablo Andalucía instruyendo a alumnos de prácticas tanto presencial como online del Máster de Atención Temprana. Además de realizar revisión y seguimiento de casos clínicos.
Trabajando con niños y adolescentes descubrí la importancia del trabajo con los padres como parte de la eficacia de la intervención. Por esta razón, comencé a especializarme en la terapia a padres y la terapia individual para adultos, en el ámbito de la ansiedad y depresión.
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Desde siempre he sabido que mi niño era “un trasto”, por lo que nunca le di mayor importancia a las quejas de las profesoras que me decian que no paraba quieto en clase, que no habia forma de que prestara atencion, que habia que estar demasiado encima de el o no hacia nada. Yo pensaba que se le pasaria a medida que creciera, pero la verdad es que con los años solo iba a peor y se estaba quedando muy atrasado con respecto a sus compañeros de clase.
La orientadora del colegio me convenció para que le llevara al psicologo y la verdad es que estamos encantados. A el le encanta venir porque dice que se lo pasa muy bien, pero algo tienen que hacer ademas de jugar como dice el, porque el cambio lo notamos en casa y segun me han dicho las profesoras, tambien lo notan en el cole. Recomiendo totalmente a Anabella, que además de buena en lo suyo es un encanto!
Llevaba unos meses yendo a terapia con Javier, el director del centro, y aunque mejoraba mucho con mi ansiedad y mi autoestima habia otros aspectos en los que estaba muy atascada y no conseguia solucionarlos. Me pregunto si podia consultar mi caso con Anabella porque tenia sospechas de que pudiera tener TDAH, y decidieron que merecia la pena evaluarlo. Al principio me costo hacerme a la idea, y cuando Anabella me confirmo despues de la evaluacion que si que tenia TDAH fue un mazazo, me senti de repente como un bicho raro. Me plantee hasta dejar de ir a terapia, pero menos mal que no lo hice…despues de un par de meses con Anabella trabajando la rigidez psicologica y las dificultades para los estudios que me venian del TDAH siento como si me hubiera quitado un tapon que tenia en mi mente que lo atascaba todo y por fin siento que puedo hacer las cosas de una manera que antes me era imposible. No solo han mejorado mis notas sino que hasta mis amigos me lo notan. En fin, que Anabella es la persona mas adorable del mundo pero ademas es super cientifica y sabe de todo y le agradezco enormemente lo que ha hecho por mi!!!
No sabíamos lo que le pasaba a nuestro hijo. Estaba más serio de lo normal y menos comunicativo. Pensamos que sería el comienzo de la adolescencia. Pero nos empezamos a preocupar porque cada vez que había un período de vacaciones teníamos que llevarlo al médico. Siempre se ponía malo, una vez de la barriga, otra vez de la garganta, otra vez mucho dolor de cabeza, otra vez malestar general, etc… Después de muchas pruebas médicas y de que todo a nivel médico estuviese bien, la pediatra nos comentó que lo mejor sería un psicólogo.
Estamos muy contentos con Anabella, nuestra valoración es que tiene un trato muy cercano y muy humano, con una actitud muy profesional. Ir a consulta se nos hace agradable por lo que nos hace aprender tanto para con nuestro hijo (ayudarlo) como para nosotros mismos. Hemos conseguido recuperar a nuestro Cayetano alegre y con vitalidad, y eso no tiene precio.
